Mientras las comunidades esperan resultados, el mes de septiembre se ha convertido, para algunos presidentes municipales del Altiplano, en una peculiar época de paseo más que de intenso trabajo. Los Informes de Gobierno parece haber desviado la atención de varios ayuntamientos, llevando a los alcaldes a priorizar la presencia en eventos fuera de su municipio, en lugar de atender las necesidades.
Un caso que ha llamado particularmente la atención es el de la presidenta municipal de Cedral, Cinthia Segovia Colunga. Lejos de la cabecera municipal, a la alcaldesa se le ha visto con en un verdadero tour estatal. Registros y testimonios la ubican en la capital potosina, así como en Vanegas y otros municipios distantes como Tamazunchale y Cerritos a donde acudió al Informe de Actividades de la alcaldesa quien recientemente fue señalada de “desaparecer” 22 millones de pesos destinados a una carretera.
Esta constante ausencia de su lugar de trabajo ha generado críticas y preocupación entre los ciudadanos de Cedral, quienes perciben un evidente descuido en la atención ciudadana. La agenda de la presidenta, aparentemente enfocada en actos y compromisos foráneos relacionados, según algunas voces, con la promoción política, contrasta con los requerimientos diarios que enfrenta su municipio.
La situación se agrava al considerar los serios problemas de seguridad y servicios básicos que padece la localidad. En los últimos días, conductores han expresado su temor de transitar por Cedral debido a la frecuente presencia de «ponchallantas» en las carreteras. Habitantes de las comunidades sufren por la dificultad y la tardanza en los traslados para consultas médicas de rutina o, en casos más graves, por la falta de una atención rápida ante emergencias. Con la alcaldesa dedicando tiempo a giras, la percepción es que las prioridades de seguridad pública, y salud están abandonadas.
El fenómeno no es exclusivo de Cedral, pero sí muestra una tendencia; la celebración de los Informes de Gobierno, lejos de ser un ejercicio de rendición de cuentas, está funcionando como una suerte de distractor que, con el permiso de los alcaldes, saca a los funcionarios de sus oficinas y los pone en una dinámica de giras y actos protocolarios, dejando en un segundo plano la atención directa a la ciudadanía y la supervisión directa de los servicios públicos, en un Cedral atendido más por el gobernador que por la alcaldesa.