En las carreteras de Matehuala, un peligro silencioso y mortal acecha a conductores. El ganado que anda suelto por las orillas de la carretera no es solo un problema de tráfico; es una trampa mortal que ya ha cobrado la vida de varios conductores, tanto de autos como de motocicletas. Estos animales, difíciles de ver en la noche, se convierten en un muro que puede provocar accidentes que marcan la vida de los afectados o en casos extremos causan la muerte.

Este problema parece ir y venir, pero el riesgo nunca desaparece. Familias enteras de Matehuala viven con el miedo de que un ser querido se convierta en la próxima víctima de un choque que se pudo haber evitado. Para un motociclista, chocar con una vaca o un caballo es casi siempre fatal, pues no hay nada que lo proteja. Son varios los casos de quienes han perdido la vida por un impacto así.

La situación es grave, multifacético y deja huellas en todos los involucrados; por una parte, los accidentes fatales no son solo cifras; son familias destruidas, sueños truncados y una comunidad que vive con el miedo a la próxima tragedia. A pesar de los constantes reportes y las vidas perdidas, no existe una política pública efectiva para sancionar a los dueños del ganado. Un animal muerto por un impacto en la carretera es un valor perdido para el ganadero, que rara vez asume la responsabilidad legal y financiera del accidente. Por otro lado, los conductores quedan a su suerte con reparaciones costosas y, en el peor de los casos, gastos funerarios.

El ganado suelto en las carreteras de Matehuala no es un problema que deba ignorarse. Es un reflejo de la falta de atención y de la necesidad de que tanto las autoridades como los ganaderos tomen medidas urgentes. Hasta que esto no pase, las carreteras de la región seguirán siendo un lugar peligroso para todos los que las usan.

Por EditorWeb