Pos que se arma la pachanga con tendencias políticas en Villa de La Paz. Juan Gómez se aventó una fiesta para derrochar dinero y darse algo de publicidad, que porque no se va a conformar con ser alcalde y quiere empezar campaña para el 2027. Dicen que el poder lo llenó de arrogancia y con apenas un mes en el cargo, muchos paceños ya no lo aguantan. Mientras tanto de la solución que hablaba en campaña para el desabasto del agua, ya no dice ni pio.
Muy inconformes quedaron los padres de familia de estudiantes de la Escuela Lasso de la Vega. El inspector del SEER, Eduardo Ramírez, se volvió una auténtica tapadera de la autoridad estatal, prometió maestros y terminó por quitarles más. Prometer no empobrece, dicen.
Nuevamente familiares de niños con autismo se vieron en la necesidad de marchar para pedir mejor atención, se sienten abandonados y tristemente no hay un presupuesto real que destinen los gobiernos para atención, la mayor parte de servicios tiene que gestionarla el DIF, pero la pasada administración hasta les quitaron los pocos apoyos. A ver si se aplican.
Muy criticado ha estado el expresidente de Cedral Howard Aguilar y es que el miedo no anda en burro, tuvo que regresar una lana que había desaparecido mientras estuvo en funciones. Todavía tiene pendientes porque le descubrieron una nómina secreta en donde pagaba a algunas personas que ni trabajadores eran, sabrá Dios si existen esos cobrones.
Por cierto, en Cedral no ha habido muchos cambios, la gente sigue con las quejas del muladar que hay en varios lugares. Contenedores de basura desbordados adornan las calles y los perros se dan un festín.
Otra de las que no se le caen a la gente de la boca (y no por trabajadora) es la presidenta de Charcas, Marisol Nájera. Trae un escandalazo porque su síndica trató de lo peor a un adulto mayor que buscaba ayuda porque una persona cercana a la mandataria quemó al abuelito para quitarle un terreno. Así deberían trabajar para acabar con la delincuencia.
Para rematar estos párrafos le recuerdo que se ponga atento a las llamadas de extorsión porque van en aumento por la época que se avecina de compras de regalos, tamales, carnitas asadas y demás cosas que se arman para festejar con la familia. Tampoco se confíe de nada ni de nadie que no tenga un establecimiento conocido para hacer sus compras.





