A pesar de la lejanía de la fecha oficial, el municipio de Matehuala se ha convertido en el epicentro de una crisis política descontrolada, marcando la pauta para una intensa lucha por la alcaldía en 2027. La falta de orden y liderazgo en las principales fuerzas políticas locales dibuja un panorama de incertidumbre donde el futuro político pende de un hilo.
El proceso electoral anticipado ha revelado las profundas fracturas internas en los partidos. El Partido Acción Nacional (PAN) en Matehuala parece navegar a la deriva, sumido en un abandono por parte de su dirigente estatal, Verónica Rodríguez Hernández, lo que debilita la estructura y la capacidad de organización del partido azul en el Altiplano.
Por otro lado, Morena, a nivel local, se enfrenta a una preocupante recolección de fracasos políticos, incapaz hasta ahora de consolidar una figura competitiva. La ola guinda parece diluirse ante la ausencia de estrategia, sumando desorganización y desencanto.
A esta compleja ecuación se suma el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), que no logra encontrar un líder con visión de partido que anteponga el trabajo institucional a los intereses personales. La búsqueda de protagonismo individual amenaza con atomizar el esfuerzo político y restar credibilidad a sus aspiraciones.
Aunque oficialmente no se habla de liderazgos certeros. En lo privado, la efervescencia por la candidatura es notable con todos los involucrados apuntándose personalmente, lo que evidencia una organización interna completamente descontrolada.
En este ambiente de auto-destape y caos, ya se vislumbran figuras que buscan posicionarse a toda costa, como Tomás Zavala, que, con la ambición de ser protagonista, ha emprendido acciones sociales que, según la crítica, no reflejan lo prometido en su campaña anterior, generando una percepción de incongruencia. A pesar de esto, su activismo lo coloca como una «piedra en el zapato» para la estructura de su propio partido.
Iván Estrada, en tanto, busca abrir brecha en las comunidades, enfocándose en la base social con la mira puesta en una oportunidad para él o para su esposa Paula Méndez .Su activismo también lo proyecta en la silla presidencial, aunque su figura se está formando como un obstáculo para la armonía interna de su respectiva fuerza política.
Matehuala enfrenta una lucha electoral que se avecina complicada y que se encuentra marcada por la improvisación y la ambición desmedida. La falta de una guía clara y el abandono de las dirigencias estatales exponen al municipio a una lucha de facciones, lo que inevitablemente podría traducirse en una merma en la calidad de la representación y de la administración pública.
La principal preocupación es que, en este descontrolado afán por el poder, se descuide el verdadero trabajo de gestión y atención a las problemáticas que aquejan a la ciudadanía, quedando el proceso electoral de 2027 como una sombra de intereses personales en lugar de un ejercicio democrático a favor de Matehuala.
