Para el Cuerpo de Bomberos de Matehuala, el revés en la colecta anual no es solo un golpe a sus finanzas, es la confirmación de una guerra de desgaste por sobrevivir. El heroísmo en las emergencias contrasta con la realidad en una lucha interminable por el combustible, el mantenimiento y el equipo básico.

Lo más indignante es que la precariedad persiste a pesar de las aportaciones. El apoyo económico que llega de los tres niveles de gobierno y las donaciones de la iniciativa privada nunca alcanza para sacar a la institución del hoyo. Este dinero simplemente se convierte en un parche que garantiza la supervivencia mínima, pero no la dignidad en las operaciones.

La realidad es que se ve a los bomberos como héroes cuando hay fuego, pero son tratados como mendigos en los números. Esta colecta fallida, donde apenas lograron acumular 63 mil 113 pesos, solo significa que el personal seguirá en la siguiente emergencia, operando con equipo viejo.

El verdadero peligro de esta «eterna lucha» es que el sacrificio personal de los bomberos ha terminado por sustituir la responsabilidad financiera de las autoridades. El dinero nunca es suficiente para garantizar un equipo de protección personal digno, para dar mantenimiento a las instalaciones o para mantener una flota de camiones.

Este ciclo vicioso de escasez constante es una negligencia institucional que pone en riesgo el patrimonio y la vida de los habitantes de Matehuala. La seguridad de la ciudad no puede depender de una rifa o la voluntad de un donador, sino de un presupuesto fijo.

Hasta que no se establezca un esquema de financiamiento obligatorio y suficiente que se ajuste a las necesidades reales, los Bomberos de Matehuala seguirán siendo una institución vital condenada a la batalla diaria contra las carencias.

Por EditorWeb